viernes, 13 de abril de 2007

El olvido que seremos.

Libromanía
El olvido que seremos
Por Rafael Araújo Gámez, raraujog07@gmail.com
- Autor: Héctor Abad Faciolince
- Editorial: Planeta
- Número: 274 páginas

Perdí a mi padre a los 18 años. El tenía 57. “Infarto masivo del miocardio”, fue lo que se leyó en el escueto parte médico. Por eso desde ese momento “y por amor a la memoria, llevo sobre mi cara la cara de mi padre”, según el decir del poeta hebreo Yehuda Amijay.

Cuento este suceso personal para decir que el libro de Héctor Abad tocó muy hondo mis fibras emocionales. Pero no por eso lo leí de un tirón. Está tan bien construido, lleno de circunstancias vividas, relatadas a corazón abierto, que a pesar de ser historias de una familia ajena a nosotros, nos toca con tanta fuerza que nos llena de un extraño frenesí que no se acaba hasta terminarlo.

Porque es que no sólo se cuenta el crimen aleve del padre del escritor, muchos relatos en él nos adentran en el corazón de la familia Abad Faciolince y nos convierte en espectadores inmersos en sus tristezas y alegrías.

Con una destreza estilística, el escritor nos presenta su texto sin desgarramientos ni lloriqueos. Por el contrario, contiene una fuerza vital tan profunda y emotiva que lo convierte en un libro sin paralelos en la reciente literatura colombiana.

Es que meterse en un tema tan íntimo y lleno de dolor hubiera podido llevar al escritor a situaciones literarias difíciles de sortear. Pero, por fortuna, sale indemne y consigue lo que se había propuesto: contar la historia del asesinato de su padre con las balas, todavía calientes y sangrantes, apretadas en la mano.

No es venganza lo que se respira en él. No es resentimiento con el país y la sociedad. Es la denuncia de un crimen atroz para que ojalá, algún día, esta nación levante sus dedos acusadores señalando a los culpables de las muertes diarias que destrozan sueños y enferman, para siempre, corazones.

El libro termina: “Y si mis recuerdos entran en armonía con algunos de ustedes, y si lo que yo he sentido (y dejaré de sentir) es comprensible e identificable con algo que ustedes también sienten o han sentido, entonces este olvido que seremos puede postergarse por un instante más, en el fugaz reverberar de sus neuronas, gracias a los ojos, pocos o muchos, que alguna vez se detengan en estas letras”.

En mi caso, lograste tu objetivo, Héctor Abad. Mis ojos y mis recuerdos estuvieron durante mucho tiempo detenidos en tus páginas y ahora tengo la profunda y reveladora convicción de que éste debe ser tu libro más querido y más liberador y ésta es, sin duda, mi columna más sentida.
---
Publicado en EL PAIS, Cali, Noviembre 21 de 2006
http://www.elpais.com.co/historico/nov212006/VIVIR/librom.html